EDAD MEDIA

Las líneas generales del asentamiento árabe en la zona objeto de estudio están determinadas por los siguientes factores:

 

  • Posición clave de Quala’at Abd al Salam (Alcalá la Vieja), vigilante en el paso de la Alcarria a Toledo, en un cerro de la margen izquierda del Henares, frente a la ermita de la Virgen del Val.
  • Pervivencia de la vía romana de Mérida a Zaragoza.
  • Importancia de la fundación musulmana de Talamanca por su situación destacada en la estructura viaria general, unida a la de Algete, donde se derivaba el camino de Arganda por Torrejón de Ardoz.

 

La economía hispanomulmana en la zona será fundamentalmente agraria, con un foco industrial productor de cerámica muy importante en Alcalá de Henares. Se conocen diferentes yacimientos en Barajas, confluencia del Jarama y Henares, cerros de El Viso y Alcalá la Vieja, etc.

 

En los años 1989 y 1990 se realizaron excavaciones de urgencia en el yacimiento de Vereda de Sedano o Las Fuentecillas (San Fernando de Henares), actualmente destruido. Los restos localizados, a pesar de los problemas estratigráficos y la propia destrucción del entorno, que no han permitido identificar estructuras de habitación asociadas a los basureros, no deja de ser un claro testimonio de ocupación durante el periodo musulmán.

 

No se trata de un testimonio aislado, sino que se encuentra vinculado al conjunto de restos islámicos documentados en la misma terraza del Jarama hasta su confluencia con el Henares, así como gran parte de las márgenes de este último río con una cronología a partir del s. IX.

 

El yacimiento de Vereda del Sedano forma parte de un conjunto de explotaciones agrícolas de la Vega del Jarama, de las cuales hay evidencias históricas y arqueológicas (yacimientos de Daralcalde, Vaciabotas, etc.), y está a su vez vinculado a la zona controlada por el grupo bereber de los Banu Salim, que hasta el siglo X ejercerá su influencia en la zona comprendida entre el Jarama y el Henares, desde la que organizarán un complejo sistema de defensa, que extendiéndose hacia el Manzanares y Guadarrama buscará hacer frente a las incursiones provenientes de las tierras toledanas. La desaparición del Califato supondrá un cambio en la autoridad que gestiona el territorio, acontecimiento que no implicó la desaparición del poblamiento, cuya continuidad se ha comprobado en las excavaciones arqueológicas hasta el s. XII, coincidiendo con la consolidación de los nuevos pobladores cristianos en los valles del Jarama y Henares.

 

En concreto, las villas de Barajas, Alcobendas y Cobeña fueron reconquistadas por el monarca Alfonso VI, perteneciendo hasta 1369 a la Corona de Castilla, momento en que se venden a D. Pedro González de Mendoza, hasta que pasan a manos de la familia Arias Dávila en época de los Reyes Católicos (VV.AA., 1991).

 

Los asentamientos cristianos reaprovechan en parte los establecimientos anteriores, convirtiéndose en señoríos monacales, laicos, o de dominio real.

 

A partir de los primeros años del s. XVII se produce la venta de las propiedades reales, creándose los señoríos que dieron lugar a las agrupaciones de carácter agrícola y ganadero que proliferan por todo el área.

 

Próximo a la zona de estudio se encuentra el pequeño castillo de la Alameda de Osuna construido a finales del siglo XV. Se conserva la torre del homenaje con toda una serie de estructuras complementarias, como pozos, saneamientos, puertas, suelos, escaleras, etc. El castillo de los Zapata es objeto de una serie de reformas en 1579, en 1580 la fortaleza sirve de morada al duque de Alba, donde prepara la campaña contra Portugal. En 1622 sirve de reclusión al duque de Osuna.

 

En el siglo XVIII los cronistas y viajeros hablan del edificio corno si estuviera en desuso, habiendo perdido la funcionalidad para la que fue levantado.

 

A finales del siglo XVI tres son las aldeas que congregan a la población de esta zona. En primer lugar se encuentra Barajas (“Baraxas”, según las Relaciones de Felipe II), con 500 vecinos (cabezas de familia), seguida de la Alameda (villa que posee fortaleza, según las Relaciones de Felipe II), que cuenta con 100 y de Rejas que tiene 90 lo que supone un buen numero de familias ocupando la zona. La crisis del siglo XVII supone, sin embargo, un retroceso demográfico catastrófico para los pueblos que ven menguada su población en más del 50 %. En algún caso esta despoblación supondrá la práctica desaparición de núcleos como Rejas, que apenas supera el siglo XVIII. La Alameda se encontraba asimismo arruinada a finales del siglo XVIII, y no hubiera sobrevivido sin la presencia de los duques de Osuna, que construyeron en este lugar una de las mejores fincas de recreo de la aristocracia española: El Capricho.

 

Así mismo, en el siglo XVI, el Condado de Puñoenrostro engloba las villas de Alcobendas, Barajas, la Alameda de Barajas, etc. (VV.AA., 1991). En cuanto a las viviendas de esta época se hace mención para el caserío de Alcobendas de su construcción con zócalo de mampostería y alzado de adobe y tapial, usándose maderas de pino de Balsaín y la Serranía de Cuenca, y tejas curvas para la techumbre (según las Relaciones de Felipe II). Es de resaltar la existencia en  el T.M. de Alcobendas del despoblado de Fuentidueña, ocupado por pobladores segovianos, actualmente ocupado por la urbanización de “El Soto de la Moraleja”. Posteriormente, según las Descripciones de Lorenzana (1786) la villa de Alcobendas posee 350 vecinos, denotándose un estancamiento del crecimiento demográfico, población dedicaba fundamentalmente a la agricultura  y la ganadería, además del aprovechamiento de los recursos del monte de El Pardo (VV.AA., 1991).

 

En cuanto al pueblo de Barajas, su primer núcleo poblacional se desarrolló en torno a la iglesia parroquial y la Plaza Mayor (donde convergen antiguos caminos), creciendo dicho núcleo hacia el norte. Entre los edificios históricos más singulares destacan los siguientes (VV.AA., 1984):

 

. Parroquia de S. Pedro de Antioquía: con tres naves y arcos de medio punto y pilares construidos en el s. XV y XVI. Destaca su cúpula sobre pechinas y bóveda de cañón, así como la torre de cinco cuerpos de fábrica de ladrillo, zócalo de mampostería y remate de chapitel de pizarra.

 

. Ermita de la Soledad: edificio de planta rectangular, con pórtico anterior, nave y capilla principal, siendo los muros de ladrillo con recuadros revestidos. Existen contrafuertes y zócalo alto resaltado en la capilla principal y pórtico cubierto a tres aguas con columnas de granito.

 

. Panteón de los duques de Fernán Núñez: planta rectangular neogótica con tres tramos de bóveda de crucería y sacristía en la cabecera como prolongación de dichos tramos. Cuenta con sepulcros modernos, destacando una pintura del siglo XVII.

 

 

Así pues vemos que nos encontramos con una zona de alta ocupación humana a la largo de un amplio periodo que abarca las épocas histórica y prehistórica, con una continuidad en la ocupación mas o menos intensa pero sin lagunas.